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LISTA DE CUENTOS

LEJANA

"Lejana" es la historia de dos mujeres que son una sola, o de una mujer desdoblada en dos. Es un relato fantástico que tiene como tema central "el otro yo". Alina Reyes, la protagonista, escribe en su diario íntimo las experiencias que tiene cuando la siente a ella, a su otra parte, a la otra Alina Reyes, la que no es afortunada, la que sufre lejana y no la deja dormir por las noches. La odia, pero en el fondo la compadece y se siente culpable, porque ella tiene todas las comodidades del mundo mientras en otra parte, la otra desafortunada es maltratada.

"A veces sé que tiene frío, que sufre, que le pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan. Ah, no me desespera tanto cuando estoy durmiendo o corto un vestido o son las horas de recibo de mamá y yo sirvo el té a la señora de Regules o al chico de los Rivas. Entonces me importa menos, es un poco cosa personal, yo conmigo; la siento más dueña de su infortunio, lejos y sola pero dueña. Que sufra, que se hiele; yo aguanto desde aquí, y creo que entonces la ayudo un poco."

Como es habitual en Cortázar, esta obra tiene un ritmo marcado. La situación avanza con un paso creciente, en este caso se ve en el hecho de que las entradas del diario de Alina cada vez son más cercanas entre sí. La primera un 12 de enero, la segunda el 20, la siguiente el 25 de ese més y luego la noche de ese mismo día. Alina Reyes va desarrollando simpatía por la otra, comienza a imaginar una posible comunicación, quizás hasta un encuentro.

"A veces es ternura, una súbita y necesaria ternura hacia la que no es reina y anda por ahí. Me gustaría mandarle un telegrama, encomiendas, saber que sus hijos están bien o que no tiene hijos -porque yo creo que allá no tengo hijos- y necesita confortación, lástima, caramelos. Anoche me dormí confabulando mensajes, puntos de reunión."

Alina Reyes sabe, o siente, que la otra esta en Budapest, tiene la imagen de la mendiga cruzando un puente luega de una plaza, el frío y la nieve en los zapatos. Decida ir a buscarla. Se casa con Luís María, un aristócrata con quién tenía relación, y sin mucho esfuerzo lo convence de viajar hasta Budapest, aunque nunca le da ninguna explicación.

En las últimas palabras de su diario, Alina afirma que irá a encontrar a la otra, para finalmente cerrar el asunto, para curarse y vivir feliz el resto de su vida. Con la esperanza de terminar con todo y seguir adelante. Entonces la voz del narrador cambia a la tercera persona omnisiente, para contar el trágico final: la inversión.

"En el centro del puente desolado la harapienta mujer de pelo negro y lacio esperaba con algo fijo y ávido en la cara sinuosa, en el pliegue de las manos un poco cerradas pero ya tendiéndose. Alina [...] estuvo junto a ella y alargó también las manos, negándose a pensar, y la ujer del puente se apretó contra su pecho y las dos se abrazaron rígidas y calladas en el puente, con el río trizado golpeando en los pilares.

[...] Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz crepuscular; repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin celebrarlo por tan suyo y por fin.

[...] Al abrir los ojos (tal vez gritaba ya) vio que se habían separado. Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos rotos, porque yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su sastre gris, el pelo un poco suelto contra el viento, sin dar vuelta la cara y yéndose.

¿Qué peor final que perderlo todo, quedarse con lo peor y ver como aquella a quien una vez miraba desde arriba ahora la dejaba abandonada con su infortunio, con su sufrimiento, que ya conocía, que ya había sentido?

La reina y la mendiga.

Es válido suponer que aquella mendiga de Budapest también tenía la sensibilidad de percibir a su otra parte, como sabemos que ocurría al revés.

Esto explicaría por qué al final, cuando se invirtieron los cuerpos, la nueva Alina Reyes (la que ahora era reina), abandonara a la que pasó a ser mendiga. Lo probable es que haya odiado a su parte afortunada, porque ella sufría mientras la otra disfrutaba. Abandonarla fue una forma de vengar la injusticia padecida. Fue una liberación para una, y la condena para la otra.

La fusión en el puente.

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